a Bea, Arancha, Leticia, Juan, Nacho
y todos los que hicieron posibles
las noches de Valdevimbre
Puedo escribir cualquier palabra
uniendo puntos de luz
que habitan mi firmamento.
Sé escribir con estrellas
que la noche es muy grande,
que el silencio se alarga
hasta llenar a veces
todo el espacio y todo el tiempo;
que la duda es un bien,
que la luz es adorno
de un cielo sin luces,
que las manos del hombre
saben hacer estrellas
que con paso seguido
circundan la noche;
que también sé escribir sin luz
con la sola materia del tiempo;
que por mucho que pueda perder
siempre vuelven los nombres,
el ritmo y las frases;
que el cielo me sabe rodear
por todas partes menos una
que llaman tierra.