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domingo, 30 de enero de 2011

DEBÍ DE MORIR AYER



        Debí de morir ayer
y no era por vez primera.
Anduve sin caminar
por mi camino,
merodeando los suburbios
más cansados de la vida.
Bajé todos los peldaños
y me olvidé de subirlos.
Me detuve en campos secos
y mi boca supo a tierra.
Conocí el viento contrario
y en los ojos me hizo daño.
De morir ayer debí
porque hoy otra vez renazco
como brote primero de este árbol
que ya va siendo viejo,
y, mientras las hojas caen,
como un aroma sencillo
de primavera.
Ayer debí de morir
por debajo de los años,
debajo de ilusiones rotas,
debajo de los fracasos,
al lado del desamor
y encima de los retales
del vestido de los sueños
que se rompe al ver el aire,
debajo de sinsabores,
de sin verdad,
de sin tiempo,
cerca de muchos finales
y lejos de la ilusión,
de la amistad y la paz.
Debí de morir ayer
porque no había remedio.

miércoles, 26 de enero de 2011

EL SUEÑO


Veo, cuando estás dormida,
cualquier paisaje del mundo
en tus ojos cerrados.
Siento que habitan en tu boca
el silencio y todas las palabras
que saben nombrar la vida.
            Mis manos rozan la verdad
cuando ven tus manos
que acarician con gracia
las notas de la noche.
            Siento mi ser detenido,
el mundo que no gira,
las noticias que no hablan ya de cosas importantes.
            Siento que se han muerto las palabras,
que no queda otra que tu imagen,
veo mi paz dormida en tu regazo.

domingo, 23 de enero de 2011

LO QUE ME DARÁ EL DÍA



La mañana la empiezan
un cielo tejido de aviones,
la hierba vestida de escarcha
y una luz tranquila
que en las hojas de árboles aún descansa.
No sé lo que me dará el día,
que tomo como hoja blanca,
pero yo me doy a la vida
sin miedo y sin prisa,
como cuando entro en el agua del mar
e intento sentir cada gota
y comprendo que es más,
más grande y profundo
de lo que puedo alcanzar.

jueves, 20 de enero de 2011

LO QUE QUEDA DEL FINAL


Y quedaron  nombres por decir,
y quedaron pasos por pisar,
y un amanecer por construir
con cada silencio,
con cada recuerdo
y con cada olvido;
alas agitadas de un reloj
que pasa rompiendo la ciudad,
y ocultan apenas
lo que antes era intimidad
y ahora escaparate
que vende sentimientos
al peor postor;
maldita manía de mirar atrás,
malditas las horas que perdí
creando finales sin final
a tantos momentos
rotos e imperfectos
que son lo que queda del final;
y quedaron nombres por decir,
muertos como besos sin llegar
a los labios fríos
con sabor a olvido
del tiempo que pasa;
y quedaron calles que aprender,
y quedaron cielos que estrenar,
y una hoja en blanco
que quiere y no sabe decir
todo lo que queda del final.

lunes, 17 de enero de 2011

DOBLADO EN UN PAPEL


Me encuentro a veces
doblado en un papel
y escrito
en un puñado de palabras.
Y me abro
con la ilusión de todos los regalos
y veo
que parezco ser yo mismo
y soy también
un hombre diferente.
Me veo
como la radiografía
del tiempo que habitaba mis entrañas;
como electrocardiograma
con líneas que trazaban sentimientos;
como la fotografía
del viento que sabía dibujar
los contornos de la vida
y de mí mismo,
pero no toda su imagen.
Me quiero reconocer
a grandes rasgos,
pero echo algo de más,
y también me echo de menos.
Mas me puedo imaginar
acodado en el balcón de cualquier tarde
tarareando un estribillo
y mirando algo pequeño
igual que si fuera grande;
y apostándome la vida
al juego de las palabras,
y ganando las palabras
al juego de la vida.

viernes, 14 de enero de 2011

CANTANTE DE LA CALLE


            Quisiera ser cantante en Pont des Arts,
perderle el miedo a mi palabra
y a mi voz desaliñada
que no entiende de armonías
y quiere hablar pero escondida
detrás de una guitarra.
            Quisiera hacerme de la calle,
de la mañana fría,
de gente que viene y va,
del tiempo que no es de nadie;
de un café con leche
que es la mejor conquista
al cabo de las notas
entre las manos frías.
            Quisiera vivir cada momento
sabiendo que nada es mío
y que yo soy del tiempo,
en un mundo de asfalto
y de verdad
en que soñar
no merece la pena,
y sí cantar
y sí la libertad
y sí la vida y la palabra.

miércoles, 12 de enero de 2011

CON UN CUATRO Y OTRO CUATRO


Con un cuatro y otro cuatro
se hace una pequeña historia,
nada serio, nada grande,
que con sobrevivir la vida
para mí está de sobra.
            Anduve algunos caminos,
conocí obras y gentes,
me leí algunos libros,
amé algunos amores,
viví días diferentes.
            Aprendí algo de latín,
luego aprendí a enseñarlo;
viendo crecer mis alumnos,
día sí y día también
cumplo con mi trabajo.
            Cuando las fuerzas flaquean
me voy a buscar el mar
o un cielo bien estrellado
o rebusco en mi memoria
ciertos rincones amados:
Trafalgar, Illa Pancha,
Valdevimbre, Isla de San Luis,
Viego, Jardín del Moro
o la vista de mi ventana,
que en días azules o grises,
haya sol, nubes o lluvia,
es mi mejor atalaya.
            Y no creáis que arrío velas:
mi barco está en alta mar;
quedan días por sentir,
queda mucho por andar,
versos por escribir
y bizcochos que hornear.
                        (Vamos, digo yo)

viernes, 7 de enero de 2011

ESPERANDO LA OLA


            ¿Qué piensa el hombre solo
que, en medio del mar,
espera la ola?
            Lee los latidos del agua
y fuerzas que nadan bajo su piel
y el nombre de la soledad
grabado en letras de espuma
frente al sabor de la sal
que inunda ojos y labios
y el tacto también de su tabla.
            Y ella tiene
el frío que tiene sólo el mar
y tersura de mujer mojada.
            Tiempo lleno de esperar
y un instante hecho de silencio,
la vida bebida de un trago,
después la calma
y volver a comenzar.

martes, 4 de enero de 2011

EL FINAL DEL SUEÑO


            Vienes a mí envuelta en los restos de la noche
con el calor sincero que mana del final del sueño,
sin tiempo que perder en darse prisa
o abandonar el lecho acostumbrado a nuestros cuerpos.
            Vienes a mí vestida de sombra y de mañana,
con la piel estrenada de pan recién hecho,
con la boca vacía de palabras
que tuerzan la sinceridad de tu silencio.
            Y yo vuelvo a dormir las últimas caricias del sueño,
me baño en el frescor de estrenar una vez más la vida,
sin ojos para ver el mundo que nos queda lejos,
sin otro afán que contemplar la verdad dormida.

sábado, 1 de enero de 2011

UN POEMA ARRUGADO


            Hoy de cierto me senté encima de un poema,
pero el hecho tiene menos mal porque era mío.
Por su parte, se quedó algo arrugado,
azorado y creo que en su orgullo herido.
Pero yo puedo decir en mi descargo
que, si yo le hice saber hoy de mi peso
corporal, del otro ya voy servido:
tiempo y tiempo de trabajo, horas de insomnio,
llamadas a cualquier hora o cualquier día
y, si yo quise decir una vez blanco,
alguno de ellos por su cuenta dijo gris.
Palabras del amor o de la vida
mas también versos de muerte o de miserias;
millares de palabras, palabrería,
mares en que ahogar el tiempo,
las fuerzas y hasta la alegría.
Al final, después de despotricar,
lo tomé y lo estiré con gran cuidado,
anoté el bosquejo de algún otro
y lo guardé en mi cuaderno de escribir.