para Celia, claro
No sé escribir tus cinco años,
no sé inventar palabras
para decir el mar
que vive en tu mirada.
No sé adentrarme
en el bosque de tu pelo,
y tampoco sé salir.
No sé meter tu piel
cálida y suave
dentro de mis versos.
No sé contar los días
que han sido ya
o los que han de venir,
no sé narrar tu historia
ni pintarte en mis palabras
para que un día te reconozcas o,
cuando no estemos tú y yo,
puedan saber de ti.
Sólo sé decir
que tú eres lo más grande
y también lo más pequeño;
que te lanzas a este mundo
y lo andas a tu manera,
con saltos menudos
mientras cantas y juegas.
Que, si quiero pensar en la alegría,
has de ser tú,
que, si voy a nombrar la gracia,
diré tus ojos,
que, si quiero hablar de vida,
pronunciaré tu nombre.