A veces oigo quejas de gaviotas
detrás de los sonidos de la noche;
a veces oigo el mar
en algún eco
que naufragó sobre el asfalto
y las paredes de hormigón
de estos días.
A veces confundo cristales
con un cielo claro
flotando entre los años
que pasaron
y no quieren volver.
A veces confundo las fuentes
con el mar
y a mí me confundo con palabras
que digan la extensión
de alguna playa
y horizontes anchos.
A veces me dejo llevar
por el silencio
que oculta todas las palabras
que no me dejan soñar
ni decir
vida entre mis versos.