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domingo, 25 de septiembre de 2011

ME BEBÍ TUS VEINTE AÑOS


¿Cómo te trata la vida?,
preguntabas sin mirarme;
tal vez mirabas los años,
tal vez no mirabas nada.
Yo, ¿qué quieres que te diga?,
respondía sin pensarlo
y me arrepentí de hacerlo.
Sólo estoy lleno de años,
ni el dinero ni la gloria
ni resto de algunos sueños.
Entonces tú me miraste
y recordé esa mirada;
se me cayeron los años,
renació el tiempo pasado
y, sólo por un momento,
me bebí tus veinte años
otra vez en un instante.
Y luego se apagó esa luz
y los perdí nuevamente
y los perdí de mis manos
y los perdí para siempre
y el tiempo siguió pasando.

lunes, 19 de septiembre de 2011

CUMPLEAÑOS

Mañana, día 20 de septiembre, cumple mi blog su primer añito. Y el balance no puede ser mejor: me atreví a publicar, cosa que me daba bastante vergüenza; me leyeron bastante y me comentaron (demasiado) elogiosamente; hice amigos virtuales que me han dado mucho y me han enseñado mucho (algunos luego se convirtieron en amigos de carne y hueso). Y ahora mi regalo: hoy llegué a la cifra psicológica de los 100 seguidores. Para celebrarlo vuelvo a colgar un poema que colgué aquel primer día y que habla de mi manera de escribir:




ME GUSTA



           Me gusta enhebrar versos sencillos
que acierten a sembrar
los últimos hilvanes de la tarde.
Me gusta dejar en la penumbra
palabras fugitivas,
palabras sin alas ni letras grandes,
palabras que puede que no digan nada nunca.

            Me gusta acariciar los días,
amarrarme al sabor de caramelos de agua,
decir que no me entierren todavía,
que aún tengo el don del tiempo
y el don de la palabra.

viernes, 16 de septiembre de 2011

VIENE EL OTOÑO


            Los álamos
adivinan el otoño;
saben que el tiempo está avanzado
y empiezan a perder sus hojas.
Con timidez, acaso con mesura,
por no enfadar al sol
que se demora
en este tiempo
ausente de tiempos y estaciones.
            Viene el otoño
encabalgado en el verano
y casi con pereza;
vienen los días de hoja hermosa
como mujer que va a vivir hermosa
después de haber vivido.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

ALGUNAS HORAS DE SEPTIEMBRE


            Me asomé a una tarde de septiembre
y pude ver
cómo empezaban a secar los árboles
sus hojas más extremas.
            El aire se volvía más cansado,
el tiempo un pasar lento
y distraído.
Buscaba
los últimos retazos del verano
y encontré
un otoño que nacía ante mis ojos.

            Y pedí a algunas horas de septiembre
que asomaran su mirada sobre mí
y me dijeron
que me encontraban más cansado;
con un año más
de recuerdos y de olvidos;
con trescientos sesenta y cinco días de equipaje
que añadir
al que antes yo tenía.
            Les parecía en mí
que empezaban a secarse algunas hojas
de las que no vuelven a salir
(soy hombre y no soy árbol)
y el otoño adivinaban en mis ojos,
en los que podían ver
cierta melancolía.
            Me quisieron animar
(“son cosas de la vida”)
y me emplazaron
a doces meses vista.
            Recogí lo que quedaba de mis fuerzas
y me lancé
a menos hablar y más vivir.

viernes, 9 de septiembre de 2011

TODO POR SENTIR


Todo por sentir,
lo daría todo,
todo por andar
ciudades de piel,
montañas de tiempo ascender,
todo por pisar
arenas del día
y la luz,
playas de la noche,
milagro de luna
y del mar,
de paisajes llenos,
por fuera y por dentro,
grabados en los ojos
y en algún lugar
interior
donde nacen los versos.

Todo por sentir
manos, labios, ojos,
palabras como barcos
que van de gente a gente
y hacen travesía
de mares que no tienen fin
ni tienen principio,
de redes tejidas
con hilos de instante
y atrapan
pieles erizadas,
nudos que se instalan
muy dentro del pecho,
lágrimas que escapan
del lugar cualquiera
en que habitan los sentimientos.

lunes, 5 de septiembre de 2011

MIS VERSOS TIENEN


Tienen color de primavera
y de tarde clara mis palabras,
son de olor de hierba fresca
y de rubor rojo de flor de ocaso.

Tienen verdad o tienen nada,
tienen calor o son frío,
son el sonido de pasos
por pasillos de mi vida,
vividos en luz o con sombra,
en recuerdo o con olvido.

Son mis versos del sabor
del mar en la boca y los labios,
de aire salado o de viento
que empuja mi cuerpo y mi ser
al descompás del destiempo.

Y se me escapan los versos
de mi voz y de mis labios
sin querer,
sin dejar de querer,
sin ganar la partida al tiempo,
sin perder
tiempo en la partida
que juego contra mi vida.

Son noche
callada y serena,
son día
cansado y con prisa,
son míos y son de nadie,
y, al final,
serán del olvido.