OLÍAN A TOMILLO
a los que estaban allí
Nuestras palabras
olían a tomillo,
como huele una noche de estrellas.
Olían a tomillo
y tenían el sabor
de las lágrimas y el cielo
cuando se abre grande
camino del horizonte.
Y fuimos por un instante
de la intensidad de las sombras
que te miran en las horas;
y fuimos nosotros mismos
en la voz
de los que nos rodeaban,
en esa voz
que a veces se rompe
en hilos de silencio
y en palabras grandes
para un instante pequeño.
Luces de estrellas
escribieron su paso fugaz
recordando que todo acaba,
menos los recuerdos.
Aroma a recuerdos, y esa voz que los pronuncia...
ResponderEliminarSaludos grandotes, Jorge.
Y los olores suelen sublevarnos los recuerdos...
ResponderEliminarSaludos
Un olor y... podemos viajar a cualquier parte del pasado con todo lujo de detalles. Huelo a los verano de la infancia.
ResponderEliminarMua!
Aun recuerdo ese olor, mezclado con la sal de alguna lagrima de emoción, de sentimientos. :)
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