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sábado, 27 de noviembre de 2010

VAMOS A MORIRNOS


            Vamos a morirnos
como manda el tiempo,
vamos a morir
escribiendo la vida.
Vamos a escalar las paredes del día
sin darnos mucha prisa,
sin mirar abajo,
sin leer instrucciones,
sin morirnos demasiado.
Vamos a morirnos
como quien hace la vida,
vamos a vivir
como quien muere tanto
que muere cada instante que vive,
que vive cada muerte que hace.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

LA ESTACIÓN


            Aunque no estoy cansado,
aprendí a andar caminos
sin tener que ir a buscarlos.
En la antepenúltima
estación del tiempo
espero los trenes
sentado en los andenes
de la paz y el verano.
Y, cuando venga el otoño,
andaré tranquilo
entre el frío y la gente
y buscará mi vista,
cuando pasen los trenes,
matices de vientos,
reflejos de mares
y, en medio de tanto ruido,
palabras y soledades.

sábado, 20 de noviembre de 2010

ATARDECERES


            Por donde cae el día
allá donde se acaba el parque,
cientos de estorninos
en una, dos o tres bandadas
dibujan puntos de carbón
en el folio cansado de la tarde.
Van inventando sombras
hasta tejer un baile
que hipnotiza al sol
que se va
y a la luna que nace
y a las nubes que esperan
cosidas de los pliegues del aire.
Atardeceres de fe y de hogar,
arte a través de mi ventana
y una canción que vuelve a nacer
de la ceniza de los años.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

HAY DÍAS



Hay días
en que no salen las palabras,
en que las horas
se hacen sólo de verdad,
y decir
se vuelve el mal que nunca llega
y no decir
se vuelve el mal que no se va.
            Hay días
en que quisiera detenerme
y no vivir
y ver la vida pasar;
asomarme al balcón de la mañana
y meterme en el paisaje
que se extiende aquí o allá
de lo que vive,
lo que late y se mueve,
de lo que no soy yo,
de la verdad.

domingo, 14 de noviembre de 2010

testamento


me arden las quijadas de la jauría a mi espalda
y aparto con los brazos el humo de cigarrillos que sale del alcantarillado
corro los pasos de la penumbra en el callejón
sin salida
busco la puerta de escape
la burla inmensa del perseguido en los dibujos animados
llamo y no me oyen
grito es el rumor de las palabras que sudan en los anaqueles

de lejos me alcanza el olor femenino de una mirada inevitable que mira mis ojos
y no sabe ver nada
rozan mis manos sus pétalos de flor y sus zarpas de gata
liban una voz embriagante y queda
que con la rabia niña de sus labios tiernos araña en un gesto apretado
un quejido se aferra a mi garganta
como el secreto pequeño de unos adolescentes enamorados
que pronuncian las pupilas

bombillas temblorosas pegan sobra el dorso de la madrugada pasquines
con brochas de risotadas
marchitas por unas cuantas horas de retraso
el canto de las tumbas clavará mariposas de colores gastados en tu vientre
y quieren quebrarse con la caricia brusca de chillidos de navajas

dos policías leen en el parpadeo de mis dientes a lo lejos
y continúan luego su ronda murmurando
el asfalto te sea leve