Siempre camino a la orilla
sin que el agua me domine entero,
siempre asciendo a la espalda del mundo
sin mirarle a los ojos al tiempo.
Y quisiera ser
como el brote tierno del árbol que miro,
el color del viento que salta países,
asfalto de carreteras que enseñan el mundo.
Pero sigo siendo
la mirada que mira con pies en la arena
y ve la espuma que viaja encima de la ola
y viaja tan solo un momento.