Cuando vuelvan a Viego las golondrinas
encontrarán la casa callada y sola,
habitada sólo de días vividos,
de historias de otro tiempo,
cansada de recuerdos y tanto olvido.
Y, a la mitad de agosto, Nuestra Señora
la llenará de pasos, voces y fiesta,
rencuentro de la sangre,
tras tanta espera,
la vuelta de la vida.
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