a las afueras del silencio,
donde nunca pasa nada
y sólo pasa el tiempo,
donde sólo paso yo
y paso siempre
habitado en el silencio
y a destiempo.
Vivo siempre en el camino
que camina a ningún sitio,
que apenas va de mí
hasta mí
y a mi vivir,
que apenas va del silencio
a las ganas de decir
o a las de seguir callando.
Digo poco
y en voz baja,
lo que sé decir,
lo que me dejan;
hablo con pocas palabras
y las que son son
y son mi mundo
y mi forma de vivir.
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