Cuando amanezca
y se vayan al fin la noche y sus sombras,
yo tomaré tu mano,
te llevaré a mi sueño,
desandaremos juntos mares revueltos,
y, hasta que el tiempo diga,
nubes, lluvias y miedos.
Te doy un sueño
en el confín del tiempo y de la aventura
mío, tranquilo y pequeño,
poblado de horizontes y aire sereno,
de aguas verdiazules
y de veleros.
Me comprometo,
si aceptas hacerlo tuyo,
a llenarlo de palabras
y decirlo a tu oído
mientras buscamos señales
en nuestra ventana,
lentos y abrazados
en el camino tenue
que lleva a la mañana.
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