El día que me quede vacío
seguiré nombrando las cosas que veo:
mar, viento, lluvia,
tierra, resplandor o vuelo.
Olvidaré los verbos y las conjunciones
y llenaré las líneas de mis versos
con la substancia de los substantivos,
con nombres vacíos y a la vez llenos.
Tal vez más tarde olvide las palabras
y pediré que me enseñen otra vez las letras;
y las dibujaré en su orden
o en orden caprichoso,
que es lo más humano,
más rico y más lleno.
Y expresaré la risa
con un puñado de ellas;
con otras diré llanto,
amor, vacío o miedo.
Y el día que no escriba
podré ya morir,
es decir, volveré al silencio.
wow! Es muy bonita Jorge!! La foto también me gusta. Imaginaba que la poesía mejor a boli ¿verdad?
ResponderEliminarHola!!!me encantó tu poema, tan arraigado a la palabra, que no poder decir equivale a morir. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Susana. Me encantan tus mensajes y me encanta abrir el blog y encontrar uno nuevo. Sólo por tus mensajes (y algunos otros) ya me merece la pena seguir escribiendo. Muchos besos
ResponderEliminarMuchas gracias, Claudia, por el mensaje y por hacerte seguidora mía. Un abrazo
ResponderEliminarOjalá que nunca tuvieramos
ResponderEliminarque sentir el vacío
la soledad o el miedo
ni el llanto, ni el dolor
ni la injusticia...
Pero sé que eso es imposible
porque cohabita todo ello
con lo humano.
Mientras tanto tratemos
de escribir el verso
de belleza lleno.
Besos
No existen vacíos cuando uno tiene el arte de lidiar con las palabras, siempre habrá algo que te mueva, que se encierra en cada detalle, en cada sentimiento, en cada talle.
ResponderEliminarEl poema llena, de por sí.
Un saludo
Gracias, Marisa, por tu comentario. Ahora bien, eso no es un comentario: es un gran poema. Besos
ResponderEliminarGracias, Mimosa, por tu comentario y tu seguimiento. Entré en tu blog y me gustó mucho lo que leí. Te sigo. Un saludo
ResponderEliminarY el día que no escriba
ResponderEliminarpodré ya morir,
es decir, volveré al silencio.
Amigo mio: Es verdad que escribiendo nos hace sentir vivos, pero si alguna vez nos dormimos en la página del día anterior, debemos despertar entre las estrellas y desde ellas visionar el recuerdo mezclaando con la frescura de nuevas auroras; con esta pócima nunca fenecerán. Las palabras dormidas en papel o en el viento, siguen latiendo. A esto se le llama seguir vivos en la palabra, ya que también en el silencio se escriben renglones con tinta de recuerdo.
Hay días que no escribimos para reposar el amor.
Un cariñoso saludo.
Muchas gracias, Rosa María, por seguir mi blog y por tu comentario. De tu reflexión, me quedo con ese vivir en la palabra y vivir/escribir en el silencio. Cada uno con su faceta del ser no menos plena.
ResponderEliminarUn saludo
Suprimiendo el último verso, confío en que si ese día llegase, no olvidases el poema.
ResponderEliminarUn gran placer.
gracias
Muchas gracias, Txema, por tu comentario y por tu seguimiento
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